Hace 20 años murió Camarón de la Isla, el gran genio del flamenco.
Publicado el 03.07.2012
Su voz hizo universales y eternos los lamentos y las alegrías de un pueblo: repasamos su legado y proponemos diez discos imprescindibles.
Han pasado 20 años, pero parecen más. Era otra España: un país pendiente de la Expo y Barcelona’92, más atento a festejos que a crisis económicas y primas de riesgo (que existirían, pero no nos importaban un bledo). Han pasado 20 años desde que una noticia nos amargó la tarde: José Monge Cruz, Camarón de la Isla, se había muerto. Pasó hace dos décadas, pero aún duele.
Dolió mucho en su momento. En Badalona moría, tras un cáncer de pulmón, el genio del flamenco. Y, a sus 41 años se iba con mucho que ver, vivir y, sobre todo, cantar. Se iba sin ver al flamenco convertido en tesoro universal, aplaudido con igual entusiasmo en Cádiz, Moscú o Nueva York. Se iba, sobre todo, sin poder elevarlo aún más con su voz, su sentimiento, su alma.
Desolación de un pueblo
«Camarón divinizó el flamenco«, dijo otro ilustre, Enrique Morente, al saber de su prematura muerte. «Su voz desgarrada evocaba, por sí sola, la desolación de un pueblo«, añadió Paco de Lucía, el genio de la guitarra con el que Camarón grabó algunas de sus mejores canciones. «Dios se lo ha llevado pa’que le cante», dicen que dijeron miles de gitanos que, así, encontraron algo de consuelo al dolor que los partía.
Porque sí: no existía Twitter, pero la noticia corrió como la pólvora y toda la bahía gaditana se llenó de lágrimas. Porque no: Camarón nunca presumió de millones de seguidores ni fue trending topic de nada, pero supo relatar, con su voz quebrada y honda, con su melena de león callejero, el sentir y el dolor, las penas y los anhelos, de una milenaria cultura.
Suerte de nosotros, que le tuvimos cerca (¿qué habrían hecho los americanos, franceses o británicos con un genio así?). Suerte de haber podido escuchar Al verte las flores lloran (1969), su primer encuentro con De Lucía. Suerte de verle crecer en Arte y majestad (1975) o Castillo de arena (1977), donde nos sugirió que, además de bordar el flamenco, lo iba a revolucionar. Suerte, claro, de oír La leyenda del tiempo (1979), el disco que lo cambió todo, en el que todo sonó celestial con él en medio.
«Soy gitano y vengo a tu casamiento, a partirme la camisita, la camisita que tengo». 20 años después, la camisa de Camarón sigue espléndida y radiante. Pero todos seguimos sintiendo que se romperá ahora mismo, en su privilegiada garganta, en nuestros huérfanos corazones.
Sin heredero posible
No hay discusión: no hay, ni lo habrá nunca, otro Camarón de la Isla, pero su talento y su capacidad para revitalizar el flamenco sí han traído a un buen grupo de cantantes cuya obra tiene reminiscencias camaronianas. Es imposible, por ejemplo, no vibrar con la voz de Diego el Cigala, Miguel Poveda, José Mercé, Luis el Zambo o Jesús Méndez… La lista, además, tiene un nuevo nombre cada día, porque la eclosión de jóvenes talentos no cesa, hermanando esta música cada vez más con sonidos árabes, electrónicos, raperos o hip-hoperos…
(20minutos.es)
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